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¡Hazlo

23/06


“Deje de discutir con Dios y sencillamente: Hágalo.”

 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mi. (Isaías 6:8)

Cuando Moisés se  encontró con la zarza ardiente, Dios le encomendó dirigir al pueblo hebreo a salir del cautiverio de Egipto rumbo a la tierra de la que fluía leche y miel. Moisés no deseaba hacerlo.  Después de huir de Egipto, había construido su propia vida en el Sinaí. Tenía su familia y estaba a cargo del rebaño de su suegro. No quería dejar todo por una tarea difícil con un desenlace incierto. Seguramente Dios podía ver que él no era la persona indicada. Pero Dios no cambió de idea, y Moisés finalmente partió para Egipto.   

Como Moisés, a veces nos topamos con oportunidades que no apreciamos para negarnos a nosotros mismos a hacer la voluntad de Dios.  Podemos tratar de convencer a Dios de que no somos la persona indicada. Pero Dios se especializa en hacer milagros a través de personas débiles y quebrantadas. Quizás ese es el punto: Nuestra fe se fortalece y nuestro creador es glorificado cuando Dios hace lo imposible por nosotros o a través de nosotros. Podemos confiar que Dios irá con nosotros y velará por nosotros, aun en las situaciones mas difíciles. Tal vez sea tiempo de que cambiemos  el : “Señor , envía a otra persona” Por: “yo iré, envíame a mi”.     

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