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Imperfecto y bendecido

18/06


“No tenemos que ser perfectos para que Dios obre en nosotros"

Durante un período de conflictos intensos en mi familia, clamé al Señor: ¿Dónde fallamos? ¿No íbamos a la iglesia juntos, orábamos juntos, y hacíamos todas las cosas que se supone que unen a las familias? ¿Por qué no podemos vivir en unidad cuando te tenemos en nuestras vidas? Me sentí fracasada, como si le hubiera fallado a Dios y a mi familia. A veces parece que no es suficiente todo lo que hacemos por nuestra familia por mantenernos unidos, en armonía con Dios, procurando hacer su voluntad. Siempre habrá oportunidades que el enemigo no desaprovechará para dividir, restar, quitar, arruinar.

Mientras buscaba consuelo leyendo la Biblia, comprendí que los conflictos de familia no son algo nuevo. Abel murió debido a la rivalidad con su hermano.  Y a pesar de la intervención  de Dios mismo advirtiéndole, en génesis 4.7 “Si bien hicieres, ¿No serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tu te enseñorearás de él”…Caín mató a su hermano Abel. También Jacob, motivado por su madre, engañó a su padre y a su hermano arrebatando para sí la primogenitura. También conocemos la historia de Abraham que mintió sobre su esposa con el fin de protegerse, poniendo a su esposa en riesgo de ser tomada por mujer en manos de Abimelec. Estos solo son algunos ejemplos de la Biblia. Pero Dios obró en la historia del pueblo escogido a través de estas personas. Los encontramos en la lista de honor de los héroes de la fe, en el capítulo 11 de Hebreos.

No, mi familia no es perfecta. Sin embargo, estamos aprendiendo a admitir nuestras faltas. Y estamos tratando de restaurar nuestras relaciones al ser honestos, perdonando, escuchando y aceptándonos, aun cuando no estemos de acuerdo. “sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. (Efesios 4:32) 

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