29/05

 

En el libro de 1ª de Corintios 9:24-27 dice así la palabra de Dios: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Asi que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” Asi como los corredores, los deportistas profesionales, se preparan físicamente, entrenan y hacen toda clase de sacrificios con tal de ser los primeros en su disciplina, a la vez también estudian al adversario a vencer, miran sus jugadas, sus movimientos y se las aprenden para saber cómo superarlos, como ganarles. Así también nosotros, que corremos en esta carrera de la fe, no debemos ignorar que UNO solo es nuestro adversario: satanás el diablo. Jesús, cuando fue llevado por el Espíritu Santo al desierto, peleó con satanás por 40 dias con sus 40 noches . Éste procuraba tentarle, hacerle caer, que desista de su búsqueda tentándole justamente con lo que estaba escrito en la palabra de Dios. No debemos por tanto ignorar sus maquinaciones. El diablo se presentará como hacen todos los retadores: imponente, invencible, queriendo amedrentarnos o mostrarnos que somos insignificantes, mostrando nuestras fallas y falencias, que somos pecadores. Pero lo cierto es que satanás ya fue vencido en la cruz del Calvario. Solo debemos esforzarnos y ser muy valientes. 

 

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