Dios se preocupa por nosotras
18/05
Toda mujer alcanzará su potencial máximo. ¿No añoras ese día? ¡Yo sí! ¡Preparémonos
Dios tiene a las mujeres en alta estima; y hay numerosas evidencias en la Biblia que confirman esta idea. En el libro de Proverbios 31:30 dice la palabra de Dios “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme al Señor, esa será alabada.” Cuando Cristo se levantó del sepulcro, a la primera persona que se le apareció fue a una mujer, y le pidió que llevara las buenas nuevas de su resurrección a los discípulos. ¡Qué gran misión! ¡Qué hermoso privilegio! Dios utilizó a la valiente reina Ester para libertar a su pueblo en un momento en que parecía no haber otra salida. Y qué coraje tuvo para presentarse ante el rey sabiendo que al no haber sido llamada, podría ser sentenciada a muerte, mas ella ante la premura del caso insistió en hablar al rey confesando: «Y si perezco, que perezca». Ante la muerte de Lázaro, Jesús consoló a María y a Marta, confundiendo sus lágrimas con las de ellas. Luego, les devolvió a su hermano. Pensemos tambien en la mujer sorprendida en adulterio. Cuando todos los demás se volvieron contra ella gritando que fuera apedreada, Jesús no la condenó; la perdonó y la libertó. Cuando la viuda de Naín lloraba por la pérdida de su único hijo -el único que podía sustentarla-, Jesús tuvo compasión de ella y con amor le devolvió la vida al muchacho. Jesús, Dios, se preocupa grandemente por las mujeres. Es muy compasivo con nosotras. Nos comprende, nos ama incondicionalmente y conoce nuestra estructura, porque él nos formó. En la Creación, cuando el Creador vio cuan solo estaba el hombre, le dio una compañera: Eva, que fue tomada de un hueso del costado de Adán. Dios eligió cuidadosamente ese hueso del costado; no de la cabeza, porque él no sería su gobernante, ni de su pie, porque nunca debía pisotearla. Tomó el hueso del lugar más cercano al corazón del hombre -el lugar de los afectos-, y creó a la mujer. El hombre debe conservar a la mujer cerca de su corazón. La mujer debe estar al lado del hombre como su compañera, su amiga y su igual. Ese es el plan de Dios. Es tremendo que esta bendición se haya manchado por el pecado, el maltrato y aun la muerte. No obstante, Jesús todavía se preocupa por las mujeres. Su amor hacia ellas no ha cambiado. Es el deseo de su corazón restaurarla a su estado original, a lo que fuera en un principio la familia edénica. y ya hizo provisión para eso.