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Para una mamá en aflicción.

04/12


“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, asi son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.” (Salmo 127:3-5)

Una herencia es un legado, un bien muy preciado  que el dueño (Dios) da en posesión  a quienes son sus sucesores o herederos. Dios dice que los hijos son un bien muy preciado suyo y  que los ha depositado en quienes cree tienen los lomos necesarios para cargarlos o llevarlos en sus regazos como también son los que tienen el pecho para amamantarlos y criarlos hasta que el Señor o dueño  nos pida cuenta de nuestra mayordomía sobre ellos. Estos que por ahora son solamente niños, adolescentes o jóvenes cambiantes e  inmaduros, un día serán saetas,  armas poderosas en Dios y letales para con el enemigo. Tal vez como mujer y madre tan solo veas un fruto prometedor por ahora pero temes que la mosca dañina, que son las influencias  del mundo lo dañen y lo echen a perder;  ó  tal vez ya lo perdiste porque no hiciste bien la tarea o porque los vicios tomaron el control de su vida y crees que ya es irrecuperable. Déjame decirte que Dios es quien lo tejió en tu vientre, lo ideó antes de la creación del mundo y nada de lo que le sucede toma por sorpresa a Dios. Lo hizo con un propósito único y eterno y lo cumplirá pese a lo que tus ojos vean hoy si tan solo puedes creer que “los pensamientos de Dios son mejores y mas altos que los nuestros y que son pensamientos de bien para darnos el fin que esperamos”  (Isaias 55:8-9) mas es necesario confiar en aquel que es el creador de todos y todas las cosas y que es fiel el que lo prometió, no se tardará.(Hebreos 10:23)

De nada nos sirve llorar sobre la leche derramada o lamentarnos por lo que pudimos haber hecho y no hicimos. Debemos reconocer nuestros errores, humillarnos ante Dios porque le fallamos en el legado que nos dio y pedir su guía para enmendar nuestras faltas y seguir avanzando; porque si Dios dijo que mis hijos son como saetas, debo procurar con todas mis fuerzas que lo sean porque también dijo Dios que YO SOY  VALIENTE. Dios conoce nuestros errores, debilidades y desaciertos, pero también conoce de nuestras fuerzas, nuestro empeño y dedicación. Que sacaremos fuerzas de debilidad para dar un nuevo puje porque nuestra tarea como madre no se termina cuando damos a luz a un bebé; sino que a lo largo de nuestras vidas tendremos otros “alumbramientos” por experimentar: cuando terminan sus estudios secundarios, cuando escogen la carrera acertada para ellos y obtienen su título que los habilita a trabajar, cuando escogen su pareja y se casan; etc…

Amada que lees esta reflexión, mientras hay vida hay esperanza, porque mejor es perro vivo que león muerto (ecl. 9:4) Satanás es el mas interesado en que ese instrumento jamás se forje y que ese sueño de Dios jamás se cumpla porque sabe que un dia esa flecha será letal contra las fortalezas demoníacas y cuantas menos saetas haya menos oposición hay para el reino de las tinieblas. No dejes que prevalezca el enemigo,” levántate y resplandece, porque ha venido tu luz y la Gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Isaías 60:1)

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