06/11

La palabra de Dios nos cuenta en 2ª de Crónicas 20:1-30 sobre el increíble canto de alabanzas que destruyó un ejército entero. “Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. Josafat, el rey de Judá, recibió una noticia que heló la sangre de su pueblo. Tres ejércitos poderosos avanzaban contra ellos. En lugar de entrar en pánico o de preparar armas Josafat hizo algo diferente: reunió a todo Judá para ayunar y orar. Con temor a Dios, inclinó su rostro y buscó su ayuda: “Oh Señor, no sabemos qué hacer, pero nuestros ojos están en ti. Josafat no tenía una solución, pero si una fe increíble. De pronto el Espíritu de Dios habló por medio de un levita quien les dijo: “No tengan miedo, esta batalla no es de ustedes, es mia” Confiando en esa palabra, Josafat organizó un grupo de cantores al frente del ejército. Mientras marchaban al campo de batalla cantaban: “Den gracias a Jehová porque para siempre es su misericordia” Entonces pasó el milagro: Dios confundió a los enemigos y ellos mismos se destruyeron. Cuando el ejercito de Judá llegó al lugar, no quedaba nadie con vida, solo encontraron muchas riquezas y botín. En la vida hay momentos en que todo parece ir mal y los problemas nos rodean como ejércitos. Pero es ahí donde nace la verdadera fe. Cuando eliges alabar a Dios en vez de rendirte, la alabanza es un arma que no solo trae paz sino también activa el poder de Dios para pelear por ti.

Ver todas