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Un arma insuperable

25/10


En un viaje en tren de Ginebra a París, César Malan estaba sentado junto a un hombre que al verlo leer su Biblia comenzó a atacar vehementemente la doctrina cristiana. A cada argumento de su vecino, Malan respondía con un texto bíblico, sin buscar explicarlo o comentarlo. Cada vez que el contradictor intentaba escapar con otro comentario Malan respondía con un nuevo versículo de las Escrituras. Al final, el viajero gritó exasperado: “¿No comprende que no creo en su Biblia y que es inútil que me la cite? La única respuesta que Malan dio fue: “ Si no creéis que yo soy en vuestros pecados moriréis”(Juan 8:24).  Unos meses después, Malan recibió una carta cuyo remitente le era desconocido. Decía: “Por fin lo encontré y conseguí su dirección. Nuestro encuentro en el tren marcó un cambio trascendental en mi vida. Ese día usted tomó la espada del Espíritu y me traspasó de lado a lado…Cada vez que intentaba parar, usted me daba otro golpe con su filo. Me hizo sentir que no era contra usted que yo luchaba sino contra Dios. Al leer aquella carta Malan recordó el episodio y comprendió que la Espada del Espíritu había hecho su trabajo. “Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” (2ª Corintios 10:4-5)

“Y tomad…la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” (Efesios 6:17) “La Palabra de Dios es viva y eficaz y mas cortante que espada de dos filos.” (Hebreos 4:12)

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