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Elegir bien a tu pareja es fundamental

14/10


 

Muchos, al momento de decidirse a formar una familia escogiendo una pareja, toman a la ligera tan importante decisión, que a la larga o a la corta, mostrará nuestra sabiduría o necedad por las consecuencias. Dios diseñó un plan familiar para el hombre y la mujer, en su palabra encontramos muchos consejos al respecto; pero en este consejo solo pretendo dejarte una reflexión que, cual parábola, deseo que medites en la sana sabiduría de la naturaleza:

“¿Sabes cómo elige una mamá águila al padre de sus crías? Lo pone a prueba: Arranca una rama del árbol, vuela muy alto…y la deja caer. Entonces los machos que quieren conquistarla se lanzan a atraparla. Aquel que lo logra se la devuelve con cuidado de pico a pico. Ella vuelve a soltarla una y otra vez y si el macho vuelve a atraparla y no falla, entonces ella lo elige. Esto es así porque un día, ese macho no tendrá que atrapar una rama…sino a su hijo cuando caiga por el acantilado. Ambos hacen un nido fuerte con ramas duras y a veces con espinas, luego lo acolchan con sus propias plumas. Allí nacen los aguiluchos y son cuidados, alimentados y protegidos por sus padres. Pero cuando llega el momento de enseñarles a volar todo cambia. El padre empieza a romper el nido, saca las plumas suaves y deja solo las ramas duras. La madre vuela cerca con comida en su pico pero no se las dá, sino solo se las muestra. Los aguiluchos se ven en la necesidad de arriesgarse, moverse del nido y allí es donde caen. El padre que esta cerca atrapa el aguilucho antes de que toquen el suelo en su caída. Así, una y otra vez sucede hasta que el aguilucho abre las alas, siente el viento y vuela. A partir de ese día le enseñan a cazar, a defenderse, a ser libres. Así crían las águilas, con esfuerzo, con coraje y pruebas. Una madre sabia no busca el mas bonito, ni al mas fuerte…busca al que no deje caer a sus hijos. Amar a los hijos no es retener para siempre, sino enseñar a volar, a valerse por si mismos”.

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