¿Injusticia o gracia?
11/09
Mateo 20:1-13 “Porque el Reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Y saliendo cerca de la hora tercera del día, vió a otros que e estaban en la plaza desocupados; y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo, y ellos fueron. Salió otra vez cerca de la hora sexta y novena… e undécima e hizo lo mismo…Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: llama a los jornaleros y págales el jornal comenzando desde los postreros a los primeros. Al venir los que habían ido cerca de la hora undécima recibieron cada uno un denario. Al venir los primeros, pensaron que habían de recibir mas, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia…El respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero como a ti…”
¿Por qué Jesús dijo que el que trabajó una hora recibiría lo mismo que el que sudó todo el día? ¿No es injusto? En tiempos de Jesús, el denario era el pago justo para sobrevivir un día. Los jornaleros se reunían en la plaza desde el amanecer esperando ser contratados. Si nadie los contrataba, su familia no comía. Cuando el dueño de la viña paga lo mismo a todos, no está siendo injusto. En hebreo, la palabra Tzedaká, ni significa justicia matemática, sino dar a cada uno lo necesario para vivir con dignidad. Aquí surge la queja quie muchos hacen hoy : entonces, ¿para qué esforzarnos? Si alguien que vivió en el mal y se arrepiente al final recibe lo mismo que yo que luche toda mi vida . Jesús responde con un modismo de su tiempo: “el ojo malo”, que significa envidia y egoísmo. El dueño dice: tu ojo es malo porque yo soy bueno. En otras palabras, ¿te molesta la bondad de Dios porque no soportas que otros también reciban vida? Muchos dirán: pero a veces el justo sufre y llora y los injustos gozan y rien toda su vida. La parábola enseña que el Reino de los cielos es un don gratuito y misericordioso que se otorga a todos, independientemente de cuánto se haya servido o se haya luchado. Dios no está obligado por nuestra ideas de justicia siendo el premio el mismo para todos, la vida con Dios. La parábola no habla de salarios humanos sino de la justicia del Reino. Dios no dá según sus méritos sino según su bondad y en su mesa hasta el ultimo en llegar recibe lo necesario para vivir