06/09

 

En Efesios 6:13-17  leemos: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”

Cada pieza de esta armadura de Dios revela la increíble protección del todopoderoso mostrando que la verdadera fuerza no reside en el hombre sino en aquel que nos defiende y sostiene con poder eterno en cada batalla. Dios no deja solos a sus hijos, él les proporciona una armadura que los protege de las fuerzas del mal y les dá firmeza en la fe. El cinturón de la verdad mantiene tu vida firme y te protege del engaño. La coraza de justicia cubre tu corazón, recordándote vivir con rectitud y pureza. Calzamos los pies con el apresto del evangelio de la paz, listos para llevar esperanza y reconciliación a cada lugar. El escudo de la fe es quien detiene los ataques de dudas y temores que buscan desanimar. El casco de la salvación cuida los pensamientos y fortalece la mente y finalmente la espada del Espíritu, es la Palabra de Dios, poderosa para discernir la verdad y enfrentar la oscuridad con autoridad divina.

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