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Creer pero a mi manera

22/08


 

“Creo a mi manera”, oímos decir a menudo, “tengo mi religión” Es una respuesta fácil para eliminar las preguntas de fondo. Cada uno se inventa una religión personal que no le molesta mucho, sino que mas bien le complace. Así, un criminal de guerra decía que  creía en un dios “que no juzgaba el pecado y que no condenaba a nadie”. Es peligroso basarse en sus propias opiniones sin tratar de saber qué piensa Dios. El libro de Proverbios 3:5-7 nos advierte “No te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará todas tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme al señor y apártate del mal.” Caín y Abel eran dos hermanos que creían en Dios. Ambos quisieron darle una ofrenda a Dios: Abel ofreció unos corderos de su rebaño, de los primogénitos y de lo mas gordo…Lo mejor. Caín en cambio se acercó a Dios “a su manera”, con frutos de la tierra, pero no se vé que haya habido una preparación o esmero previo buscando lo mejor de lo mejor para Dios. El resultado fue que Dios no aceptó la ofrenda de Caín, pero si la de su hermano Abel. Por otra parte también podríamos pensar que no se agrado de la ofrenda de Caín porque Dios había dicho “maldita será la tierra” (Génesis 3:17); por lo cual el único sacrificio aceptable era un cordero que anunciaba “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). ¿Qué pensaría usted de una persona que pidiese una entrevista con un jefe de Estado y no respetase el protocolo? ¿Sería recibido? En la Biblia Dios nos muestra cómo acercarnos a él de forma sencilla: por medio de su Hijo Jesucristo, no mediante nuestras obras, por muy buenas que sean. “nadie viene al Padre, sino por mi” (S .Juan 14:6)  “Jesucristo es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo (1° Juan 2:2) creer, por medio de la palabra de Dios, implica reconocer que “por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios2:8,9)

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