Tener el coraje de hacer el bien
14/07
Leí una frase que me hizo detenerme a pensar: Quien tiene el coraje de hacer el bien, debe estar preparado para enfrentar la ingratitud. Y me quedé reflexionando sobre todas esas veces que di lo mejor de mi solo para recibir indiferencia o desagradecimiento, lo sé, es doloroso. Pero también he aprendido que no todos tienen el mismo corazón que yo. No todos reaccionan como lo haríamos nosotros. El verdadero desafío es seguir haciendo el bien sin esperar nada a cambio. La verdadera recompensa no viene de los demás sino solamente de Dios. Hoy he decidido no dejarme frenar por la ingratitud porque al final del día lo único que realmente importa es tener la conciencia tranquila; eso es lo que realmente cuenta. Así que haz el bien siempre, no esperes aplausos ni reconocimientos y deja que Dios se encargue del resto. Al final nuestra bondad no necesita ser celebrada por los demás, solo necesita la aprobación de nuestro creador, porque cuando actuamos desde el corazón sabemos que estamos en el camino correcto, sin importar los reconocimientos que recibamos. En el libro de San Lucas 6:31- 35 Jesús enseña lo siguiente: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué merito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quiénes esperáis recibir, ¿Qué merito tenéis? porque también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será grande vuestro galardón ,y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.”