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¿Cuál es tu carácter?

14/07


 Una camarera negra es ridiculizada por sus cicatrices, hasta que un veterano reconoce el tatuaje de su unidad. -¡Miren! Freddy Krueger ha venido a trabajar hoy; dijo uno. Las risas estallan como metralla en el pequeño restaurante de Texas. Platos tintinean, voces ríen con crueldad al fondo. Keisa Johnson, la camarera de siempre, sirve café con manos firmes, aunque cubiertas de cicatrices. Las burlas son constantes, insinúan que se quemó en una pelea callejera, que su expareja la maltrató. Pero Keisa no responde, no se quiebra. Solo camina con calma, sirve con precisión quirúrgica, observa. Lo que esos hombres arrogantes no saben es que están humillando a una exsoldado, una veterana condecorada, una mujer que cargó compañeros heridos bajo fuego enemigo y sobrevivió. Mientras ellos ríen, Keisa memoriza en cada rostro, cada nombre, cada confesión inconsciente de sus bocas llenas de soberbia. No buscan café, buscan sentirse superiores, pero  están sembrando su propia ruina sin siquiera saberlo. Ese martes, como cualquier otro, todo cambia. James Wright, veterano de guerra, entra al restaurante. Solo quiere café y un momento de paz. Pero lo que ve en Keisa, su postura, su mirada, su control bajo presión le resulta demasiado familiar. Entonces lo ve: el borde descolorido de un tatuaje militar bajo su manga. ¡Primera división de Infantería! La legendaria Big Red One, y en ese instante lo entiende todo. Mientras los acosadores insisten en humilarla, Davidson, su líder, empieza a grabarla. Cree que está exponiéndola, pero no sabe que está a punto de hundirse a si mismo. Keisa se acerca, lo mira, le habla con calma, una calma que congela el alma. -¿Sabes? Estoy acostumbrada a las cámaras, he sido grabada en situaciones que tú no soportarías. James se levanta, confirma que es una de ellos, una veterana. Pero además de eso, una estratega, porque durante seis meses Keisa ha estado grabando también cada insulto, cada comentario discriminatorio. Eso mismo día Keisa publica un video de Davidson ridicudizándola. Lo acompaña con su historial militar, la verdad se difunde y en poco tiempo una investigación federal estalla. Davidson se enfrenta a cargos por discriminación sistemática. Su nombre y su empresa caen como consecuencia de este escándalo. Keisa ahora asesora organizaciones sobre inclusión, ayuda a otros veteranos a adaptarse en lo civil. Ya no es invisible, es una voz poderosa.

Imagina por un momento si Jesús hubiera tomado alguna actitud al respecto de aquellos que lo habian visto andar , predicar y sanar muchas dolencias y ahora  lo injuriaban, menospreciaban y hasta gritaban: ¡crucifíquenle! Muy por el contrario, Jesús no les echa en cara nada, no se enoja con ellos, no les acusa de haber estado en medio de ellos. Lo único que hace es pedir al Padre que los perdone porque no saben lo que hacen. Este es el verdadero carácter de un cristiano: no buscar venganza, ni revancha, ni que paguen por lo mal que hicieron; sino mas bien dejar ese asunto en manos de Dios quien SI promete pagar a cada uno segun sus obras 

Lo que pasó entre Keisa y Davidson no fue un malentendido. Fue una revelación de carácter, porque al final, lo que realmente importa  no es destruir al otro, es construirte a ti mismo con tal fuerza que tu existencia se convierta en un recordatorio de todo lo que ellos nunca serán.

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